Después de cenar caí rendida en la cama. Por más que cinco horas de sueño me bastaban para sobrevivir el día, estaba muerta. Quería dormir y nunca despertar
Dormí sin sueños, y esto estuvo bien; descanse muchísimo mejor.
Al día siguiente fui al colegio. Gracias al cielo que era viernes. Pude soportar el día sin problemas gracias a la perspectiva de dormir hasta cuando yo quisiera el sábado y que vería a Cullen el mismo día.
La primera clase era Física, que me gustaba bastante más de lo razonable, ya que estaba segura de que casi todos la odiaban.
Ahora tenia Historia. Genial
-Hoy haremos un repaso apresurado de la Segunda Guerra Mundial -comenzó la Sra. Johnson-. Les haré a todos una pregunta sobre el tema, y más les vale contestármela correctamente -dijo, mirándome a mi.
Tenia unas ganas impresionantes de gritarle de todo; algunas cosas que no deberían escucharse nunca jamás salir de la boca de nadie, y otras que no eran tan groseras, pero lo suficientemente insultivas como para dejar de cuadros a cualquiera.
-Haber John, dime el año en el cual inicio y en el cual finalizo -dijo ella.
John era un chico alto, musculoso; el típico jugador estrella del instituto de fútbol americano. Por más que tuviera un físico grande, su cerebro no le hacia justicia. Según mis cálculos su cerebro solo el ocupaba una quinta parte del cráneo.
-Empezó el 19... 39? -Johnson asintió- y finalizo en 194... 5?
La Sra. Johnson volvió a asentir y lo felicito. Claro, con el no tenia problemas, ni con nadie, solo conmigo... John sonrió con suficiencia, como si fuera un chico muy inteligente que había contestado la pregunta más difícil del planeta.
-Sarah...
Y así siguió el resto de la clase, como ya me sabia la Guerra de memoria, me podía permitir el lujo de no prestar atención.
Mientras tanto, recordé mi primer día en el instituto, hace un año.
-Mama, no quiero ir. Porque no me puedo quedar en el mío? -le pregunte con tristeza.
-Tu padre y yo ya te explicamos. La primaria era muy buena, pero la secundaria... Nos dimos cuenta de que no era lo que queriamos -negó con la cabeza-. Y solo queremos lo mejor para ti.
Refunfuñe y desee que el asiento delantero del auto, en el cual estaba sentada, me tragara.
En el instituto nuevo seria como empezar desde cero. Nuevos amigos, nuevos profesores nuevo todo.
En mi antiguo instituto, antiguo, que feo que sonaba, todos me conocían desde antes de hacerme ''famosa''.
-Llegamos -dijo mi madre interrumpiendo el hilo de mis pensamientos.
-Estoy bien -trate de sonreír-. Nos vemos.
Y baje del auto.
Todos me estaban esperando. Obviamente había sido la fuente de cotilleos. Obviamente todos hablaban de Sophia Karkos, la súper estrella. Obviamente ya todos habían inventado maniobras para ser mis amigos. Obviamente tendría que andar eligiendo con cuidado a mis amigos. Obviamente...
Para ya!, gemí en mi fuero interno.
Tenia que serenarme si quería dar una imagen más o menos presentable. Las rodillas me temblaban y estaba comenzando a hiperventilar. Ni siquiera en un concierto me había puesto tan nerviosa.
Apenas entre en la primera clase todos me miraban fijamente. Algunos con más interés que otros, menos una chica bajita y delgada, que estaba sentada el final del aula. Era rarísima. Como andaba con una sudadera de manga corta, dejaba al descubierto sus brazos, llenos de tatuajes, los dos. Tenia varios arcillos en ambas orejas, uno en la nariz, otro en el labio y una especie de arito muy chiquito en la ceja izquierda.
Llevaba el pelo corto, tipo Alice Cullen, igualito, solo que su pelo negro como la noche tenia varios mechones teñidos de rojo y blanco.
Su piel parecía hecha de la misma luna, blanca hasta lo increíble, y su ojos, uff... Eran espectaculares. De un azul cielo intenso, enmarcados por unas gruesas y largas pestañas, eran rasgados y profundos, como un mar oscuro de secretos que hay que rescatar de la profundidad más absoluta.
Era muy bonita. Su nariz era pequeña y recta, y su labios, rojo natural, carnosos.
Pero era verdaderamente extraña. Una friqui.
La clase paso más rápido de lo que me hubiera gustado, si se acababa la clase quería decir que tendríamos un periodo de descanso de diez minutos.
Todos se abalanzaron sobre mi en cuanto sonó el timbre; me preguntaban cosas sobre mi, mi trabajo, incluso algunos me pidieron que les firmara un autógrafo en sus carpetas.
Todos me preguntaban todo sobre todo, menos la chica friqui, que se limito a mirarme una vez, me saludo con la cabeza, y después se marcho creo que al patio
Era muy bajita, no debería medir más de 1, 55. Y delgada, muy, no debería pasar los 45 kilos.
Pero estaba segura de que debajo de esa imagen amenazadora, se encontraba una persona muy agradable, dulce e interesante. En ese momento me propuse hablarle.
Volvió a sonar el timbre para entrar a clases, y por fin me quede sola. En ese momento apareció ella, e iba a seguir caminando, sin siquiera mirarme, pero la detuve.
-Disculpa... -dije con timidez.
-Si? -su voz era aguda y suave, no tenia pinta de ser la chica más habladora del mundo.
-Tengo clase de Biología ahora, y no se el camino, te importaría decirme donde queda?
Al principio no reacciono. Parecía impresionada de que le pidiera ayuda a ella, y no a las varias decenas de personas que se me habían acercado.
-Eh... Claro -dijo después de un momento-. Yo también tengo esa clase, puedes venir conmigo.
-Genial, gracias.
-Me llamo Clara -añadió con una sonrisa que dejo entrever unos dientes rectos y blancos.
-Sophia, aunque probablemente lo sabes -le devolví la sonrisa mientras le estrechaba al mano que me ofrecía. Su apretón fue firme y sin dudas.
-Será mejor que emprendamos nuestra travesía, si no queremos llegar tarde.
Caminamos en silencio y entramos a la clase, suerte que el profesor no había llegado.
Clara pareció leer mis pensamientos, porque dijo:
-Suerte que llegamos antes que el Sr. McOnner, es muy estricto con esas cosas de ser puntuales.
Ella fue y se sentó en su banco, y me hizo señas para que la siguiera.
-Tendrás que sentarte conmigo, serás mi compañera de banco. Es el único disponible -me informo-. Nadie quiere sentarse nunca conmigo, por eso.
-Eso no parece molestarte -le dije sorprendida.
-No... -suspiro pensativa-. Prefiero estar sola, en este lugar me juzgan antes de conocerme, así que prefiero que no me conozcan.
-Bueno, ellos se lo pierden –le sonreí, y ella me dedico una radiante sonrisa.
En ese momento entro el Sr. McOnner y no pudimos hablar más. Salvo un pequeño comentario que ella me hizo cuando el profesor no nos prestaba mucha atención:
-Es la primera vez en mi vida que la gente tiene celos de mi. Mira sus caras!
Cuando le eche una rápida ojeada a la clase comprendí porque lo decía: todos querían ser mi compañera de banco.
Nos reímos las dos juntas ante este echo.
Tuvimos todas nuestras clases juntas, y me gustaba. Todo el mundo nos miraba raro, ya que, según ellos, no teníamos nada en común. Pero teniamos bastante mas de lo que se pudieran imaginar.
Físicamente nos parecíamos bastante. Las dos éramos delgadas, aunque yo era más alta. Las dos teníamos pelo negro y las dos teníamos ojos azules, aunque de diferentes matices. Los de ella eran completamente azules, cuando los míos eran más bien azules verdosos.
Y de sus accesorios, lo único que teníamos en común era que yo tenia también varios arcillos en las orejas, un tatuaje en al nuca, uno detras de la oreja y otro en el tobillo izquierdo, pero nada más. Me estremecí al pensar en que otros lugares podía Clara tener tatuajes y piercings.
No hablaba mucho, pero cuando lo hacia, lo hacia con gran diplomacia y educación. Cuando termino el horario escolar, mama me vino a buscar, y le ofrecí llevarla, pero no acepto.
-Quien era esa chica con las que estabas hablando? -me pregunto mama una vez dentro del auto.
-Es una amiga que me hice, bueno, la única -admití.
-La pinta que tiene... no me gusta -dijo con disgusto.
-A mi no me desagrada -la contradije-. Es más, es una de las personas más agradables que he conocido.
-Sophia, dame una resumen casi exacto de la Guerra -me distrajo Johnson y sus ojos negros me traspasaron como si no fuera más que una nube de humo que se quita fácilmente con al mano.
-La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto armado más grande y sangriento... -Bla, bla, bla. Continué con el resumen como si fuera lo más obvio del mundo, casi suspirando.
Johnson no podía decirme nada, ya que mi resumen había sido perfecto en muchos sentidos.
Después de eso el día salió perfecto.
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Espero que les guste la entrada, se que es larga pero no me pude contener ;). Si les gusta el blog, por favor recomiéndenlo! Me van a salir canas de la desesperación: no se como hacer para que al gente sepa de el.
Gracias por aguantar mis peticiones
Comenten mucho, Lali.
PD: El tatuaje de la foto es el que tiene Sophia atras de la oreja. Los demas arcillos no los tiene porque todavia no se los habia puesto =P
wow me encanta tu blog sigue escribiendo, yo tambien he hecho una historia en mi blo pasate si puedes y la lees
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